En el verano de 2000; a mis 10 años, mis padres decidieron enviarme a una colonia de vacaciones, yo la odiaba, solo quería mi consola y mis juegos. Sin embargo, fue allí en donde lo conocí.
Elías era un niño carismático, incondicional, el mejor amigo que me supe ganar y así sería siempre.
No obstante, toda ilusión desaparece... cuando otro aparece.
Cuando Ignacio intentó unirse a nosotros, los celos me corroían, no quería que Elías me dejara por él, ese pesado era mi enemigo.
O eso pensé... Hasta que, más veranos, me demostraron lo contrario y, otra vez, fui feliz con ellos.
Hoy en el 2008 y a los 18 años, me arrepiento de muchas cosas, ¿la principal?, no tenerlos en mi vida por mi causa. Nadie los ha suplido y, aunque aprendí a sobrellevar el dolor y la culpa en mi conciencia, todo es relativo, soy como una bomba de tiempo o una mina abandonada, la cual puede detonar en cualquier momento.
Pero, siempre que algo malo pueda suceder, sucederá...
Lo supe cuando él llegó a principios del curso, trayéndome confusión y activando la cuenta regresiva.
🔵Historia original creada en Febrero 2020
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