Desde pequeña siempre había idealizado el amor de mi vida, las cosas que tenia planeadas en el futuro y las herramientas para lograrlo. Sin embargo la vida se encargó de darme otro destino y me llevó al camino de las malas decisiones amorosas dando como resultado una yo totalmente devastada al ver que mis planes no salían como lo esperaba. Tras pasar algún que otro momento con el corazón roto, decidí que quería romper ese destino que la vida tenía para mí. En ese momento lo conocí, y el amor tuvo otro concepto totalmente diferente, uno del que no había idealizado antes. Pero la vida se encargó de nuevo al devolverme a ese estado que estuve estancada siempre. Ahí lo entendí; nada se rompe como un corazón.