- No te muevas o no te irá bien - mi corazón se detuvo, no podía respirar estaba aterrada. Ni siquiera me creía capaz de articular palabra alguna. - Suéltame por favor, no traigo nada conmigo ni siquiera monedas, ni mi celular - pude decir muy difícilmente mis piernas temblaban y sudaba frió, el sujeto se acerco mas y mas a mi, estaba tan cerca que podía sentir su respiración sobre mi cuello. - No quiero dinero - respondió suavemente mientras mordía mi oreja, me estremecí e intente zafarme pero era imposible si me movía un poco más seguro terminaría con el cuchillo en mi espalda. - ¿Entonces qué es lo que quieres? - respondí con la voz tan baja y entrecortada que no creí que siquiera pudiera escucharla. - Te quiero a ti.