Dos corazones que en distintas direcciones iban, uno quería dejar la soledad y el otro ya estaba acostumbrado a ella. Uno quería volar lejos de donde estaba y otro ya se había acostumbrado a la jaula que lo encerraba. La luz atrae la oscuridad y la alegría, la tristeza. Solo deberíamos amar pero el temor no nos deja. Un corazón roto sigue amando aún sabiendo el dolor que puede conllevar el hacerlo otra vez. ¿Que pasaría si solo sucediera? Amar a pesar de tener miedo.