Holland era muy diferente al resto de su manada. Todas las personas en su manada la conocían, ella ignoraba que era la misma razón por la que nadie que quería salir con ella, aunque su especie fuera muy tentadora, al ser una preciosa Omega, todos sabían que era una coneja. Y a ningún lobo le agradaban las conejas. ¿Cierto? Ella lo supó cuando al final de la secundaria había tomado todo su valor para confesarse a su ex mejor amigo. "Eres una coneja" Había dicho con asco. "¿Eso es un problema?" Fue entonces cuando entendió lo que él había querido decir. "Los conejos no son fieles. Ustedes no son como nosotros." Había regresado a su casa llorando, preguntándoles a sus padres adoptivos por ello, su corazón se rompió cuando le dijeron que la frase "Follar como conejos" No era sólo un dicho, lo era peor para ella que era una Omega. Era una débil y simple Omega coneja. Era tan dulce que se asqueaba a sí misma, y no encontraba quién soportará su dulzura. Al menos no alguien que tuviera un poco de esa dulzura en su vida... Porque ¿Todos tenían algo dulce en su vida, Cierto? No, no todos. Había alguien que no, quién no tenía una pizca de dulce en su vida. Y ese alguien estaba dispuesto a tomar la dulzura de ese peluche de algodón para hacerla suya. Derechos completamente Reservados a Kennya Chávez. NO COPIAS NI PLAGIOS NI ADAPTACIONES.
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