Génesis: Una Máquina (In)Humana

«Entre ínfulas de perfección, he creado máquinas hermosas que destruyen y cercenan todo a su paso. Siendo así, ¿no habría de reconocer mi propio error y dejar de ser su Dios?»

-La Rendición, Capítulo I del 63n3s1s.

Desolación y muerte.

A décadas del declive de la humanidad azotada por catastrofes naturales, pareciera que el devenir de los hombres fuese más una pintura borrosa que nunca. Diariamente cientos de personas sucumben a una enfermedad que pareciera contaminarlos desde sus entrañas.

Pero incluso así, cada persona prefiere perderse en las trivialidades de una red que -creen muchos- les permitirá conectarse a una consciencia colectiva que les permitirá estar más cerca de todos.

Era ingenuo y nada más que lamentable o eso pensaba Ellie Vaughan, quien se había despojado de toda esperanza en el ser humano para así intentar preservar algo en la memoria de los robots y androides.

Pero, quizás dando muerte a ese Dios podría la fe en el hombre reponerse.

Y en su amado también.