Una historia para dos.

Aquí estamos de nuevo, sentados uno frente al otro, buscando las palabras adecuadas para poder poner fin a todo esto ¿cómo llegamos a este punto? Es la única pregunta que inunda mi mente, como nos perdimos tanto en el trayecto que ahora estamos buscando la manera de terminar nuestra relación en buenos términos para evitarnos más daño del que ya nos hicimos.
Pensé que esa noche sería la última que te vería, que jamás en mi vida volvería a cruzar miradas contigo y mucho menos palabras, que te superaría, que nos superaría, que encontraría el "amor" nuevamente y sería feliz al lado de otro hombre, pero no fue así, la vida no es tan simple, da demasiadas vueltas. Un pasillo nos divide, todo el mundo ríe y conversa ignorando por completo como me he quedado clavada al piso con tan solo reconocer tu rostro entre los invitados. Me sonríes, esa maldita sonrisa lobuna, juro ver un destello de ¿deseo? en tus ojos ¿estás pensando en cogerme acaso maldito? Te devuelvo la sonrisa y la mirada con todo el deseo que pude haber guardado desde la última vez que pude tenerte entre mis piernas. Lo notas...
Solo tu y yo sabemos lo peligroso de este juego que decidimos comenzar, lo difícil que puede ser escapar del deseo. El tener la edad de un adulto no te convierte en uno, y la madurez a veces no es suficiente para acallar esas voces en la cabeza que te incitan a pecar. No debí bailar con el diablo, menos cuando este no sentía nada por mí y yo seguía sintiendo todo por él, pero... Me estoy adelantando a los hechos, retomemos donde todo esto empezó, con esos niños llenos de ilusiones, hormonas, y mucha esperanza en esa palabra llamada AMOR.