Ella estaba en su penúltimo año de secundaria, todos los días desde hace 1 año pasaba por la misma cafetería para desayunar antes de ir a la escuela, y sólo por una razón, él. Su nombre era Darrel McCain, un chico de unos 20 años, guapo, carismático y de una sonrisa que mostraba sus blancos y brillantes dientes. Sé habían la palabra varias veces, pero más allá de eso no pasaba nada que ella quisiese.
Ella se guarda su amor durante todo ese tiempo, pero una mañana va decidida a de alguna u otra manera confesarle que quiere conocerle mejor y gracias a una nota todo cambia.
Lana Meyer conocerá el amor y con él, también todas las dificultades que también tiene. Porque no todo es del color de que lo pintan.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...