Gabriel ha guardado la compostura por milenios, siendo siempre el arcángel mensajero que todos conocemos, la mano derecha de Dios, pero no podrá seguir haciendolo al encontrarse nuevamente con quien en el inicio de los tiempos amo. Crowley se muestra indiferente a los sentimientos del arcángel, y pese a las advertencias de Gabriel el seguirá frecuentando a Aziraphale. ¿Recordará su vida como Raphael o la habrá olvidado por completo?