Luna sentía que la vida se le iba de las manos. Cuantas veces más iba a tener que posponer sus sueños por el bienestar de sus hermanas. Miles fueron las veces que se había perdido de ir a fiestas por estar cuidando de sus ellas, nunca había renegado de ello, pero ahora, después de haberlas oído hablar a sus espaldas burlándose de lo mandona, perfeccionista e insufrible que podía llegar a ser, se había dado cuanta de lo injusta que era la vida. Su hermana menor, para variar había comentado causando la risa de las demás que pobre del hombre que fuera su marido, ahh eso si lo conseguía.
Ninguna se imaginaba a todo lo que había renunciado el día en que el abogado de la familia la había nombrado tutora legal de sus seis hermanas con tan solo 18 años recién cumplidos, tras la muerte de sus padres en aquel fatídico accidente. Había renunciado a su único y gran amor. Pero lo que nadie sabía, ni siquiera Luna, era que lo volvería a ver.All Rights Reserved