Avenida 35, calle del Verano.
En el corazón de la ciudad, a solo treinta y dos pasos de la bulliciosa plaza principal, se esconde un terrible recordatorio. Una pequeña cruz, grabada en el pavimento, marca el sitio donde yacen los restos de cuatro adolescentes, conocidos por la ciudad como los "Abominables".
A diario, miles de personas transitan por esa acera, sin imaginar la crueldad que se gestó en este lugar. Los "Abominables", marginados y marcados por la sociedad, cometieron actos tan atroces que su memoria aún genera escalofríos.
Sus nombres aún susurran en las calles, asociados a una ola de terror que azotó la ciudad. Crímenes despiadados, sin remordimiento y sin piedad, quebrantaron la tranquilidad de la comunidad y dejaron una herida profunda que aún no ha sanado.
Pero la muerte no ha silenciado a las víctimas. Sus voces, silenciadas por la violencia, claman por justicia desde las sombras.