cuando somos niños logramos ver cosas que un adulto no tiene la capacidad de ver, percibimos cosas que para muchos es difícil de explicar común mente al ser nuestra alma tan pura no logramos diferenciar la maldad, que pasa cuando los años no parecen hacerte cambiar si esas personas que de joven estuvieron contigo te siguen acompañando o acechando puede ser realmente bueno continuar así.