Perdonar es Avanzar. "Odiar también es un orgasmo"

Nací el 16 de octubre de 1982 en la ciudad uruguaya de San José de Mayo, hijo de padres casados por la Iglesia católica con los que viví desde mi nacimiento hasta los ocho años, en una casa pequeña en zona rural de campaña, además, con tres hermanos, dos hermanas, todos durmiendo en el mismo cuarto hasta que nos fuimos desperdigado por la vida en busca de un futuro mejor. Al lado de nuestra casa, vivía mi abuelo con mis dos tíos, mientras que a unos cincuenta metros una tía paterna ocupaba su propia casa con su marido y tres primos varones. Todos trabajaban en el campo que mi abuelo les había repartido del patrimonio de la finada abuela. Para mí, esta época fue de mucha violencia. Me crie desde pequeño con miedo, pues nadie respetaba a nadie en esas casas. Si bien cada quien tenía la suya, todos se entrometían en la vida de los otros con insultos y opiniones que nadie les pidió. El lugar que aparentemente sí se respetaba era la cocina del abuelo. Era él quien decidía y manipulaba al clan. Hasta los ochenta y cinco años que decidió marcharse, mi abuelo se metía cuando quería en nuestra casa, insultando a mi madre o a mi padre. Algunas veces alcoholizado, otras veces fresco, pero había que aguantarlo igual porque eso era propiedad de él y así nos lo enseñó mi padre, diciendo: " y bueno, qué le vamos a hacer, él esta viejo ya el abuelo y se tomó unos vinos, no le des pelota que se le pasa, te vas a enojar, yo me cago de la risa".