Los chicos que siempre quisimos ser. Dinero. Lujos. Fama. Extravagancia. La fachada de la vida perfecta. Puedes ser uno de ellos, con una condición. ¿Podrías guardar el secreto? -Haré que cada uno de ustedes pague con justicia la sangre inocente que derramaron-les prometí mirando a cada uno de ellos, memorizando cada una de sus malditas caras, las miradas altas y desafiantes, los ademanes elegantes y las sonrisas perversas. Ninguno se alteró por mi amenaza, ninguno perdió el porte y la elegancia. Se mantuvieron en silencio. Uno de ellos habló: -Oh, nena -se burló poniéndose de pie para quedar frente a frente, extendió su mano y la posó sobre mi mejilla en una suave caricia -. Nosotros somos la justicia, nosotros decidimos quien cae y si es necesario, nosotros lo hacemos caer.
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