Según una antigua leyenda japonesa, un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse, alargarse, estirarse o enredarse, pero nunca, jamás, podrá romperse. Y la historia de dos jóvenes apasionados comprueba la veracidad de este hermoso mito...