Verlos desde una esquina mientras se reían a carcajadas era mi felicidad, mi paz y mi seguridad. Un fetiche. A Gonzalo capaz no le gustaría para nada esta escena, yo sola con más de diez chicos en una sala con música al palo, tomando y fumando, pero al fin y al cabo los que siempre me sanaban el alma y corazon eran ellos, y de mis labios no salíamas que un "sí, igual ya fue" tal como una rutina. Y quien me levantó la vida fue Dani.All Rights Reserved