"Todo comenzó con aquella muñeca alba y vestida de tul rosado que yacía petrificada en la esquina de la habitación, sus piernas tan lisas como un espejo cubiertas por medias de seda no era lo mejor de ella, los rulos platinados que decoraban su redonda faz causaban desasosiego en cualquier persona que durmiera en aquella habitación y esos inanimados ojos humanos que se encontraban en el borde de lo vivo y lo occiso, los mismos que sentías moverse a donde fueras."