Las personas dicen que cuando se pierde un hijo la vida no vuelve a ser la misma. Y uno piensa que no, pero es verdad. Fue en aquella base enemiga cuando lo supo, cuando el lazo con su cachorro dejo de existir, cuando murió. Uno se aferra a lo que puede, a lo que tiene...aquel muñeco de porcelana fue su ancla. El inicio de un tratamiento. El inicio de una pesadilla.