Jamás creyó que algo así sucediera en su mundo. Redes de apuestas y juegos de azar debajo de las universidades, sobornos a directivos, discusiones y algún que otro disparo al aire. Pensó que entrar a la Universidad Lund sería estudiar una carrera con los mejores profesores, ir a dar paseos por los parques y a lo mejor, tener algún ligue. Pero nada de eso sucedió. Un día se topó con diez personas que contra todo pronóstico dieron un giro de 180°C a su vida, todos con un rol asignado, con un papel que debían fingir delante de los adultos. Algo tan tonto y simple como una partida cambiaría sus planes para siempre. Un juego y una habitación, la 207. Solo la élite sabe que se mueve detrás de esa puerta roja. ¿Sabéis jugar al póker? No todos saben tirarse un farol.