"Las mejores cosas de la vida son aquellas que no son planeadas"
La mayoría de las historias tienden a comenzar narrando un lugar precioso, donde el protagonista desarrolla una vida simple que luego de un tiempo se vuelve impresionantemente apasionada y poco común. Pues, este no es el caso. No comenzaré narrando una reflexiva aventura, o una gran hazaña, de esas que los cines muestran en sus llamativas carteleras, de hecho esta historia comienza aquí: en el viejo Hospital General de Nashville, Tennessee. Y si quieren que sea más específica, en la habitación 50, donde descansa una joven de 16 años con múltiples golpes, heridas que de seguro serán unas cicatrices futuras, alguna que otra quemadura de primer grado y la cara vendada.
Ese era el caso de la paciente Madeline Oxford, ¿Quieren saber qué es lo mejor de todo? Esa chica soy yo. Y la explicación de cómo terminé aquí es un poco complicada, pero al pensar en eso lo primero que viene a mi mente son gritos. Gritos y un rostro lleno de odio y con deseos de venganza, mi voz rogando un alto a todo...