Ellie Shaw no era una chica normal Esquizofrénica. Loca. Bruja. Aquellas eran sólo un par de las palabras usadas para definirla. La vida apestaba y Ellie lo sabía, pero también sabía que la vida era mejor que la muerte, después todo, cuando pasas tus días interactuando con espíritus, ¿a qué otra conclusión podrías llegar? Su vida era solitaria a excepción de espíritus pasajeros que se encontraba de vez en cuando. Eso fue hasta que se mudó y conoció ese extraño, ardiente y totalmente pervertido espíritu que al darse cuenta de su don, comenzó a acampar en su habitación y a seguirla a todas partes. Marginada, acosada y si no se deshacía de su nuevo compañero de cuarto, probablemente muy pronto reprobada. Presa de la desesperación, Ellie hace un trato con su fantasma personal: Si ella lo ayuda a encontrar la paz, él la dejará tranquila. No pasa mucho hasta que ambos se ven enfrascados en un viaje en busca de respuestas a las interrogantes que siempre han estado sobre sus cabezas, dándose cuenta de que no todo es lo que parece, y que a veces, ni siquiera el ser capaz comunicarse con el mundo de los muertos puede prepararte para lo que el destino dispone para los mortales... Y aquellos no tan mortales.