La presencia de Dios y Su bendición son proporcionados a la honra que se le ofrece. El arca de Dios no trajo ninguna bendición a la casa de Abinadab y si a la cada se Obed-edom. Las dos familias la tuvieron, pero solo una fue bendecida. La diferencia estuvo en el grado de honra. En casa de Abinadab el arca pasó desapercibida. En cambio, en la casa de Obed-edom tuvo un lugar de privilegio. David observó que a los respetuosos con Dios les iba bien y a los irreverentes les iba mal. Dios desea que Su presencia y Su gloria habiten en tu hogar como ocurrió en la casa de Obed-edom; y la clave está en la honra, el respeto e interés hacia su persona. ¡El secreto para la activación de la bendición en tu familia está en honrar a Dios! Por medio de este libro te compartimos valiosas revelaciones de la Palabra para atraer Su presencia y disfrutar de la plenitud de Dios en el seno de tu hogar.