Por las noches eres la razón de mi desvelo, sólo de pensar en tu nombre, pierdo el norte en pleno vuelo, fulgor lleno de esperanza para el hombre. Extraño mucho nuestros momentos aquellos, aquellos en los que el Sol hablaba, y yo solo contemplaba cómo pronunciabas las palabras que ya son parte del olvido. Desearía poder acabar con este tormento, pero tú rostro invita a regresar al oscuro lamento, lloro amargo cada noche, no te miento porque despertaré otro día sin tí a mi lado. Siento celos de los chicos que te observan, al cruzar la calle para comprar pan, no saben apreciar semejante obra, que se mueve al son de su propia sombra. Desearía saludarte a la pasada y ver la impactante fatalidad de tu mirada, te invito a bailar cha cha chá, después de beber un juguito de maracuyá.