Seguí tirado en el piso, con la respiración un poco más calmada y la visión menos borrosa. Una vez que logre enfocar la vista, me percaté de la silenciosa presencia de Wonsik a pocos metros de mí. No le dirigí la palabra, el tampoco articuló alguno. Con toda la calma del mundo abandonó el asiento de su motocicleta y se acostó a mi lado en el pasto. Enseguida sacó una cajetilla de One's y prendió un cigarrillo, dándole una larga calada. No tardó en ofrecerme uno, el cual acepté con la mano aún temblorosa. El tabaco y su presencia lograron tranquilizarme. El cielo nocturno, el silencio y su compañía se volvieron mi nirvana. Ravi me sacó de mis pensamientos cuando me miró intensamente y volteé a verlo. -Vaya escena que montaste en el bar. No le respondí, seguí fumando. él continuó hablando. -Así que éste es tu pequeño paraíso.-Asentí imperceptiblemente.-Menudo exilio para un ángel caído... -Es mucho mejor de lo que se ve.-Murmuré. -¿En qué sentido? Estás completamente aislado, en la nada, apartado. Si tu no estuvieras aquí, no lo soportaría. -Me da paz. El sonido de los árboles, poca luz y las estrellas... Es relajante.-Dije en voz baja observando el cielo y sus interminables luceros. -Al menos la vista es hermosa.-Concordó conmigo.-Pero ya no tienes la necesidad de seguir viniendo aquí. Ahora me tienes a mí.-Tomó mi mano en la cual sostenía la colilla del cigarro y suavemente me dijo:-Durante el tiempo que estemos juntos, déjame ser tu cielo nocturno. Sus palabras dolían y acariciaban mi ser cruelmente, pero era verdad,al menos en nuestro mundo, las cosas bellas eran efímeras no tardaban en desvanecerse. Y lo acepté, me arriesgué. Lo amaría el tiempo que pudiera. -¿Durante el tiempo que nos quede? El sonrió y besó mis nudillos. -Hasta el tiempo que nos quede.All Rights Reserved
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