Algunos somos locuaces para entablar conversaciones, mientras que a otros nos resulta difícil compartir nuestros pensamientos y emociones. Pero expresar lo que sentimos es tan necesario, libera nuestra alma. Es entonces cuando debemos escribir, plasmar en papel aquello que nos alegra o aflige. Escribir quizá no logre resolver nuestros problemas, pero puede funcionar como un paliativo para suavizar los misteriosos baches de la vida. Por eso hazlo, incluso cuando las probabilidades de que tus escritos sean leídos sean nulas, y se pierdan entre la inmensa cantidad de libros existentes. Dale voz a tu persona. Deja tu mensaje en este mundo. Cautiva almas. Haz reír, llorar, muestra lo bella que puede ser la vida como así también lo injusta que en ocasiones esta es. Sé un emisario de paz y esperanza en este mundo tan corrompido.