Story cover for Cartas a un viejo Amor by MikiBrull
Cartas a un viejo Amor
  • WpView
    Reads 10,569
  • WpVote
    Votes 267
  • WpPart
    Parts 10
  • WpView
    Reads 10,569
  • WpVote
    Votes 267
  • WpPart
    Parts 10
Ongoing, First published Feb 26, 2020
Mature
[En proceso] [Actualizaciones lentas]

Erena tuvo un amor y perdió todo aquello que creía correcto y seguro.
Ella escribe cartas creeyendo que es su culpa, pero quiere sanar.
.
Se sentía como una vieja cancion, una que solo yo habia escuchado y que ahora no podia quitar de mi mente. Repitiendose en bucle sin parar, hasta el punto de ya no oir mis propios pensamientos y solo escuchar esa cancion. Esa horrible canción.
E.

Prohibida su copia y/o adaptación de esta obra.
Historia en proceso

Esto es un borrador por lo que se pueden encontrar faltas de ortografía. Muchas gracias por leer! .
All Rights Reserved
Sign up to add Cartas a un viejo Amor to your library and receive updates
or
Content Guidelines
You may also like
You may also like
Slide 1 of 10
MIERDA,  ME ENAMORE DE TI cover
Hazal ✅ (# 1) cover
LOVE cover
¿Podremos ser felices? Joniel cover
Entre el Miedo y tu Mirada cover
¿Debería ser YØ la que escriba nuestro final? #PGP2025 cover
El Diario De Una Poeta Muerta.  cover
Cien Latidos ✅ [ Libro 1 De La Biologia Cien] cover
Cartas sangrantes. © cover
La profundidad de su mirada #D4 cover

MIERDA, ME ENAMORE DE TI

27 parts Complete Mature

se conocieron desde niños. No como amigos de la infancia, sino como vecinos que se toleraban a distancia. la suya no fue amistad de juegos compartidos ni risas inocentes; fue más bien una guerra fría de miradas cruzadas y palabras afiladas. Eran diferentes, y eso siempre fue evidente. El fingía ser rebelde, pero era solo un acto. Peleaba, aunque no supiera como, ganaba aunque siempre saliera herido. Se inventaba historias para atraer a los demás, coleccionando amistades vacías que aplaudían sus farsas. Era una máscara con patas, un chico que gritaba en silencio por atención, sin que nadie notara la grieta en su sonrisa. Ahora, el mundo le exige madurar: crecer, enamorarse, odiar de verdad... o aprender, por fin, a estar solo sin sentirse vacío. Ella, en cambio, era libre. Libre como el viento que no se deja atrapar. Ni su madre podía frenarla. Probaba de todo, lo hacía bien, y luego se aburria; no porque fallara, sino porque nada lograba retenerla. Era autentica, sin filtros, sin mascaras. Vivía sin necesitar ser vista. Y eso, precisamente eso, era lo que más lo desconcentraba a él. no era la diferencia entre ellos lo que lo perturbaba... Era su autenticidad. Su forma de ser sin esconderse, sin maquillarse el alma. Porque, en el fondo, él nunca supo ser real. Justo cuando creyeron que ya lo sabían todo el uno del otro, la vida les cambio el juego.