Lo había intentando todo. Soñando con un cuento de hadas desde que era pequeña. Graduarme, ir a la universidad, casarme con el hombre que me acompaña desde la secundaria, tener un buen trabajo. Una casa, y un perro que me reciba cuando llegue. Lo tenía todo. Pero así como lo tuve, comencé a perderlo. Gracias a mi maldito problema que me impedía cumplir mi sueño y el de mi esposo. Me sometí a diversos tratamientos, probé con distintas religiones, ritos, lo natural o lo artificial, cualquier posibilidad yo la había intentado. Pero fue imposible. El problema era yo. Me sentía una completa inútil. Amaba a mi esposo y lo estaba perdiendo gracias a la depresión que me dominaba por sentirme tan frustrada. Lo estaba perdiendo. Pero un ángel, una mujer que apareció en mi vida fue la que me salvo. Brindándome lo que yo era imposible de dar.