Sí, eso fue lo primero que cruzó por mi cabeza. Huir. Creo fielmente que debí haberle hecho caso a mi conciencia, pero, ¿que no la vida está hecha de aventuras extremas e ilusiones directas?
Una carta ella sostenía antes de culminar.
Carta que decide tomar y huir...
Carta que decide leer, sin saber que también sería su fin.
Pues, tenedme aquí, escribiéndole mensajes a alguien que nunca he visto, jugando fríamente con la espada de la realidad.
Sintiéndome vacía. Sin expectativas y a la deriva.
Con ganas de reír pero rompo a llorar.
Con ganas de morir pro vuelvo a despertar en esta oscura realidad. Como si de un juego se tratara, no dejo de pensar... ¿Qué diablos sigo haciendo aquí? Vuelvo a perseguir la duda espiritual, aquella que me envuelve de dudas y nubladas ideas.
No pienso.
No siento.
No vivo.
No muero.
No.
Me siento vacía.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.