comenzaba a oscurecer y el frío de la noche golpeaba mi cuerpo, miraba los alrededores y no había ni un alma deambulando por acá, me sorprendía que un lunes a las 20:00 horas no haya nadie pero le ignoré y continué mi marcha hacia mi casa, aceleré mi andar mientras escuchaba pasos detrás mío que se acercaban, comencé a sentirme sumamente nerviosa y no sé en qué momento pasó pero me encontraba corriendo cuando llegué a mi casa con una respiración entrecortada y un corazón un tanto acelerado, abrí la puerta y entré en ella velozmente, miré por la ventana hacia la calle para ver si así podría ver aquello que “me seguía” pero no había nadie.
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