→512 a.C; año en el que el demonio de la avaricia, aparecio en este mundo, como uno de los siete pecados capitales.
Los orbes de sus ojos de un color morado oscuro se movían al compas de los cansados movimientos que realizaba el humano postrado ante sus pies, el pobre ya no tenía salida, se había dejado llevar por las palabras y promesas del demonio, ahora era tiempo de que cumpliera con las consecuencias, su alma sería arrojada a las sucias manos del demonio, la llevaría hasta lo más profundo del infierno, en donde las bestias, devorarían el alma, sin piedad, alguna.
Eso era la vida del demonio... hasta que la luz llego a este mundo con la llegada del hijo de dios, dejandolo completamente ciego y desterrandolo de aquel lugar. Volvio al infierno, quemandose con el duro castigo que le puso Dios, sus manos y pies fueron atadas con cadenas terriblemente pesadas, rodeado de la más pura oscuridad, mientras debiles gotas de agua bendita caían sobre su espalda descubierta, provocando un horrible ardor en su piel y así fue durante miles y miles de años, hasta la actualidad. El sello de dios se rompio, dejandolo en completa libertad y con sed venganza, sus ojos solo eran una mancha color morada, las pupilas no se podían distinguír, y su cuerpo, se volvio un poco más robusto, por todo el esfuerzo que ponia para escapar, durante años. Aunque fuera ciego, sus demás instintos se agudizaron, volviendolo más fuerte. Rompio las cadenas de un tiron y prosiguio a salír de aquel lugar, abriendo de nuevo sus alas negras, se sentía... vivo de nuevo, y con demasiada energía, justo para rendír cuentas con dios. No se quedaría con los brazos cruzados.
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