
Siempre he sentido que me faltaba algo, un pequeño vacío en mi interior que me en pujaba hacia un camino de falsa abnegación, pero una vez que uno toca la oscuridad está le corresponde y es tan adictiva como la más excitante de las drogas. Mi nombre es Abel, y esta es la historia de como una oveja descubrió lo fácil que era manejar al rebaño.All Rights Reserved