25 años han pasado desde que nuestros más amados chicos y chicas del Sweet Amoris se graduaron y le dieron un rumbo diferente a sus vidas, pero ¿Qué sucedió con cada uno de ellos? Nathaniel, ahora un detective, se embarca en un caso muy peculiar; Ámber hace nuevamente de las suyas, (aunque había prometido no volver a hacerlo) lleva a Boris y a Chinomimi al juzgado con una demanda multimillonaria y una condena de 10 años de prisión de declararse culpables, algo realmente descabellado ¿Cómo llevas a la suprema Chino a prisión? ¿Qué culpa ha tenido el tío de Dake? ¿Dake hará algo para evitarlo? (Ligarse a la juez no cuenta) ¿Los chicos seguirán teniendo ese abdomen de lavadero o se habrán convertido en lavadoras automáticas? Pero eso no es todo, al contar solamente con un contacto cercano en la ciudad, el rubio tendrá que trabajar en equipo con él para contactar a sus viejos amigos del Sweet Amoris y resolver el caso unidos ¿Adivinarán quién es? El mismísimo Castiel. Ambos, (con mucho esfuerzo para soportarse mutuamente) futuramente apodados "El par de idiotas" trabajarán juntos para hacer justicia, pero no lo harán solos; Castiel utilizará a su hija, Allison para espiar a la hija de Ámber, por ello le permite ingresar al Sweet Amoris, ahora convertida en una clase de academia/internado. Allison no sabe al comienzo que es una herramienta de su padre, pero al deshacerse des-intencionadamente del micrófono que portaba, comenzó a conocer a un grupo de misteriosos chicos que, además de descubrir quiénes son sus padres, resolverán el caso sin siquiera haberse entrometido en ello.