2020, un año en el cual, nos llena de sorpresas, ¿Que sorpresas nos dara esta vez?, aparte del coronavirus y casi el principio de la tercera guerra mundial fácil, poderes.
Según los astrónomos, cada 7 millones de años, un meteoro nombrado científicamente como "Meteo'780"o conocido popularmente como "Milagro divino" pasa cerca de la tierra
¿Y porque ese nombre?, simple, al parecer meteoro deja un rastro de los colores del arcoiris, el cual suelta materia que el cuerpo humano absorbe, dandole a las personas que la absorvieron, superpoderes,haci es, superpoderes, cada poder es diferente dependiendo del color de la materia absorbida, claro está, solo el 75% de los adolescentes, adultos, bebés, ancianos o niños que absorvieron la materia, son capases de despertar su poder.
Aunque claro, si un grupo de personas absorben el material del mismo color, todo el grupo tendrá el mismo poder. Pero ese no es el caso de hoy.
Hoy les vengo hablar de la historia de amor de un chico de pelo negro y una chica de pelo blanco plateado, los cuales absorvieron el color de su respectivo color de pelo, dos colores con la capacidad de mantener el orden y la justicia. Pero en medio de su aventura, ambos terminan enamorarse, porque su poder no funciona correctamente sin la compañía del otro.
Prólogo
Esta no es una historia perfecta. Es una historia real.
Llena de dudas, de primeras veces, de sentimientos que no sabía cómo nombrar.
Durante años llevé dentro un torbellino que nadie veía, una mezcla de amor, miedo, deseo y silencio. A veces pensaba que estaba roto, o que simplemente nadie iba a entenderme. Pero ahora entiendo que crecer duele, sobre todo cuando no encajas del todo en lo que esperan de ti.
Me llamo Jhoss. Y esto no es solo mi historia, es también la de muchas personas que, como yo, han amado en silencio, han reído para esconder el llanto, han sentido mariposas en el pecho por alguien que quizás nunca sabrá cuánto significó.
Entre fiestas, mensajes de cumpleaños, confesiones accidentales, besos robados y conversaciones a medianoche, fui descubriendo no solo lo que sentía... sino quién era.
Zachariel, Aiskel, María, Santiago... todos marcaron mi camino. Algunos dejaron huellas. Otros, cicatrices. Pero todos, sin saberlo, me ayudaron a entenderme.
Este libro no busca lecciones, ni aplausos. Solo busca ser sincero.
Porque al final, lo único que tenemos para sobrevivir a lo que sentimos, es la verdad que nos atrevemos a contar.
Si alguna vez te preguntaste si eras el único que se sentía así...
Déjame decirte: no lo estás.
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