Hijo del Diablo 2
El fuego no se dejaba vencer y el no era la excepción, con su mirada en alto, sus ojos fríos y su mirada penetrante, caminaba por el bosque esperando que la luna llena estuviera en su punto medio, en el punto en donde alumbrara todo, en donde su luz sea lo más hermoso que veas en ese pequeño momento de tu vida, de su vida, en donde ella brilla tan hermoso, en donde la miras y caes en la realidad de que ella seria tu compañera en este viaje sin retorno, y sus razones eran más fuertes que su dolor, y no le importaba nada, porque cuando corría hacia la nada y hacia todo, cuando el viento frió y la llovizna de la selva lo mojaban, nada más importaba, y todo parecía tener sentido, todo parecía estar bien, todo parecía valer la pena, y cuando la tocaba todo era perfecto, y cada puta pieza del rompe cabezas encajaba y todo valía la pena, cada lagrima, cada dolor, cada gemido tenía su razón, y era ella, la miraba y todo desaparecía y se tornaba mágico, y quizás nada estaba bien, pero se miraban y el mundo se paraba, y todo era hermoso y tenía sentido, el sentido que tanto el busco, la vida que tanto anhelo, y eran ellos dos contra todo, y era como el algún día se lo imagino, cuantas noches preguntándote como era el amor, y ahí tienes la respuesta, estás cayendo, o estás volando? Y no le importaba hallar la respuesta, porque quizás ya la sabía.
Y sus almas a estaban hechas de fuego, y su mirada tenía la fuerza de mil demonios y quinientos infiernos juntos, y no, no se dejarían vencer, porque con cada luna llena el se volvía más fuerte, más poderoso, y el dolor ya no era tan fuerte y ella estaba cada día más hermosa.
En su vida anterior, Lu Yao solo vivió hasta los treinta y cinco años, no pudo salir debido a la presión familiar y murió solo.
Cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra transportado a tiempos antiguos, no sólo diez años más joven sino también con un marido de hombros anchos, cintura estrecha y abdominales marcados.
¿Podría haber tanta buena fortuna en este mundo?
Justo cuando Lu Yao está muy contento, nota que la mirada de su esposo parece particularmente fría, incluso queriendo divorciarse de él...
Zhao Beichuan perdió a sus padres y asumió la responsabilidad de cuidar a sus dos hermanos pequeños. Para mantenerlos, aceptó un matrimonio concertado por una casamentera. No necesitaba que su esposa fuera bella; todo lo que pedía era que fuera bondadosa y frugal.
El casamentero le pintó un panorama optimista, pero se dio la vuelta y le encontró un "cojín de flores", alguien que tiene buena pinta pero que no puede hacer nada más. En su primer día de matrimonio, esta persona casi se ahorca de la viga de la casa de Zhao Beichuan.
Más tarde, Zhao Beichuan se enteró de que este joven tenía un amante y no quería casarse con él, pero sin saberlo se había convertido en el encargado de separar a una pareja de amantes desafortunados.
Los matrimonios forzados no duran, por lo que Zhao Beichuan decidió dejarlo ir, pero inesperadamente, esta pequeña criatura no se iba, siempre metiendo sus manos en la cama de Zhao Beichuan por la noche, diciendo: "Esposo, déjame sentir tus abdominales..."