-No, no puedes hacerme esto, ¡ella es mi hija! -No, Gustavo... Tú mismo lo dijiste, poder decir adiós es crecer.- Y sin más, me fui de ahí. El corazón palpitaba a mil por hora y algo me pedía que me detuviera, pero los recuerdos dolían y yo no iba a permitir que aquel hombre entrará a nuestras vidas. Gustavo es un tornado que destroza todo a su paso.All Rights Reserved