Allí estaba. La Aberración. La mancha. Había trepado por el reverso de su brazo, casi hasta el codo, recorriendo el camino que habían marcado los insectos en su pesadilla. Podía sentir todavía el hormigueo recorriendo su piel, que estaba tirante, como si la carne debajo se hubiese hinchado mientras ella dormía, como si en cualquier momento se fuera a abrir para dejar salir la putrefacción que ascendía por su cuerpo.Tüm hakları saklıdır
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