"Es nuestra primera cita." Continuó, quitándose los lentes sin dejar de sonreír. "Quisiera conocerte un poco, América. Quiero que me cuentes de ti y qué es lo que te trajo aquí."
Asentí nuevamente, pero aún no sabía qué hacer. ¿Debía empezar a hablar de todo? ¿O sólo debía esperar a que ella me preguntara cosas? ¿Qué? ¿Qué debo hacer?
"Es normal que no sepas por dónde empezar." Dijo ella, empleando un tono gentil que me relajó ligeramente. "No hay presión, ¿está bien? Tenemos todo el tiempo del mundo."
"No." Le dije, aunque me arrepentí inmediatamente.
"¿No?", preguntó. "¿Cómo que no? ¿Tienes prisa?"
Negué con la cabeza.
"Es..." Presioné un poco los labios, hundiéndome en el asiento. "Es una tontería, no me haga caso."
Ella se rió, no de una manera hiriente, sino como si yo le despertara ternura.
"Estoy aquí para hacerte caso, América." Dijo. "Confía en mí, no voy a juzgarte."
Asentí, poniéndome las manos en los muslos para secarme las palmas empapadas de sudor.
"Es que la terapia sólo dura cuarenta y cinco minutos." Le dije. "No tenemos todo el tiempo del mundo."
"Tienes razón." Asintió. "¿Lo ves? No tienes por qué temer. Este es un lugar seguro."
"Eso parece." Le dije, atreviéndome a sonreír.
"¿Es la primera vez que buscas asesoramiento psicológico?", preguntó ella.
La pequeña sonrisa que tenía en el rostro se borró, porque no, no era la primera vez que recibía asesoramiento psicológico. Ella, la doctora Julia Ramos, sería la cuarta persona en brindarme atención psicológica en mi vida, pero la primera a la que buscaba por voluntad propia.
"No." Le dije.
"Ya veo..." Asintió, reclinándose en su cómoda silla. "¿Quieres comenzar de nuevo? Puedes llamarme Julia."
"Está bien... Julia." Asentí, inspiré una buena cantidad de aire y la miré a los ojos. "Mi nombre es América tengo 20 años y vine aquí porque quiero ser libre."
Mientras los secretos más oscuros de la Casa Blanca emergen, Jennifer y Barron se encuentran atrapados en una red de poder, mentiras y traiciones. Él debe decidir si seguirá siendo el hijo obediente o se convertirá en la voz que su país necesita. Ella deberá aprender a sobrevivir en un mundo donde la verdad es la mayor amenaza.
En un escenario donde el amor y la justicia parecen imposibles, dos almas opuestas luchan por ser libres, aunque eso signifique enfrentar al mismísimo presidente.
Cuando el poder y el corazón entran en conflicto, ¿qué estarán dispuestos a sacrificar para encontrar su propia verdad?