Quise ver la noche, antes de acostarme,
por ver si podía luego recordarte.
Quería ver tu cara antes de dormir,
pero es imposible, no estabas allí.
Quizá sólo habitas tú en mis silencios.
Tal vez sólo existas en mis dulces sueños,
sueños de un pasado, sueños de un ayer.
¡Dios, cuánto daría por volverte a ver!
Por rozar tus labios, por sentir tu piel,
por sentir tus manos de nuevo en mi ser.
Mas era imposible que tú a mi volvieras,
pues sólo existías en mi cabeza.
Eras sólo parte de un sueño lejano.
Amor como el tuyo no pasó a mi lado.
Nunca conocí a un amor sincero.
Nunca vi ese amor, por eso lo sueño.
No sé como es que te amen de veras.
Tan sólo conozco hombres medio fieras.
Por eso renuncio si pena al amor.
El amor de sueño es siempre mejor.
No te deja huellas, no marca la piel,
no busca la forma de dañar tu ser.
Tan sólo es un trozo de imaginación,
un poco de tiempo que le robo yo
al quehacer diario, mi tiempo mejor.
Quisiera decirte en pocas palabras.