Una cosa que Ashley siempre ha sabido es que la vida no es fácil y una vez más esta se lo ha confirmado, ahora que su padre a caído enfermo. Por lo cual se siente obligada a dejar un tiempo sus estudios, para estar más atenta a lo que necesité su papá. Decide dedicarse al cuidado de perros por las mañanas y en las tardes atender el pequeño negocio que tenía su padre. Tristán sabe perfectamente lo que es llevar una vida buena el problema viene cuando su familia le da la espalda con uno de sus más grandes sueños, que ahora probablemente se encuentren escondidos en lo más profundo de su ser, el sueño de ser compositor. Lo cual a su familia no agrada ni un poco porque piensan que no lo llevara a ningún lado. Una de las cosas que le dan un rayo de felicidad es él, el pequeño Zeus, su mascota, su vida. Si bien Ashley puede ser un poco reservada pero también es amable algo que le ha servido cuando va en busca de esos animalitos que tanto le alegran la vida, pero... ¿Qué pasa cuando es solicitada una vez más para cuidar a una mascota? Y peor aún cuando esa persona es un chico increíblemente atractivo y que parece robarle la respiración y muchos suspiros.