Laura era una niña que vivía rodeada de comodidades y privilegios, pero se pasaba el día enfadada. Cuando terminaba el colegio, iba al parque de La Paz. Una de esas tardes, vio una estatua de mármol blanco que representaba la figura de una niña de su edad. De pronto, escuchó una voz. - ¿De verdad crees que solo soy un trozo de piedra? - ¡Que susto! Por un momento pensé que la estatua me estaba hablando. - Sí, te hablaba a ti. Miró para todos los lados por si se trataba de una broma, pero no vio nada extraño. - No te preocupes, solo tú puedes escucharme. - ¿Por qué te pareces a mí? - Soy el resultado de un experimento. - ¿Un qué? - ¡Déjame que te lo explique! Unos expertos están trabajando para lograr que todos los niños y niñas sean felices. - Eso no parece peligroso. - No lo es. Han puesto cámaras para detectar las emociones de las personas. Si alguna ve que alguien necesita ayuda, los especialistas activan el Plan de Rescate Emocional. - ¿El Plan de qué? - De rescate emocional. Estudian qué es lo que le provoca la tristeza, para poder recibir un tratamiento. En tu caso, han decidido hacerme a mí. - ¡No necesito ayuda! - ¿Alguna vez has pensado cómo sería vivir en un barrio pobre? - No. - Pues muchos niños y niñas viven con muy poco. Tú tienes tanto que no disfrutas de nada. - Sí, todo me aburre y no me apetece hacer nada. - Cierra los ojos y piensa en algo que te haga feliz. - Me conformo con estar más con Marta, mi mejor amiga. - ¿Por qué no le dices que te ayude a seleccionar todos los juguetes que ya no usas? Otros niños y niñas los podrán utilizar ¡Esto hará que te sientas mejor! - Genial. - ¡Misión cumplida! Laura llamó por teléfono a su amiga Marta y le contó lo que tenía pensado hacer. - ¿Te apetece ayudarme? - ¡Sí! Las dos niñas prepararon todo y fueron a una ONG que se dedicaba a recoger juguetes. - ¡Gracias por aportar vu