Nunca sabes ni dónde, ni como ni mucho menos quién. Charlotte Parks. Perfecta, sumisa, niña de papá...Una señorita con todas sus letras. No por mucho tiempo. Su padre, sarcástico, serio y prácticamente sin empatía alguna hacia los demás,excepto a su querida niñita. Lo más parecido al amor que había obtenido después de la muerte de su querida esposa, Alisson, madre de Charlotte. Él, también llamado, como el Rey de azúcar. Temido por todo Reino Unido. Se ganó su respeto desde antaño, con sus grandes negocios de contrabando, era el puto Rey. Negocio que antaño fue de su padre, de su abuelo, de su bisabuelo, y así durante casi un siglo entero: TRADICIÓN FAMILIAR; Salvo que su amada hija se mantenía al margen de sus oscuros negocios desde que nació puesto que su querida madre Alisson falleció en parte por esos secretos. En el momento que la bola de oscuridad salga a la luz y con ello sus secretos, Charlotte nunca volverá a ser la misma niña angelical, sino que será el orgullo de esa gran familia de gánsters. Pero siempre aparece alguien en el camino que te hace ver la vida como una montaña rusa, acelerando sin frenos, nunca mejor dicho. Y para eso está nuestro querido Dylan, una de las manos derechas del Rey de Azúcar. PELIGRO.