Diego, con un carácter algo difícil de tratar, odia las fiestas pero Raúl ha logrado arrastrarlo hasta una. A Raúl le encantan los juegos de palabras y nunca pierde oportunidad para andar inventando dichos o frases para referirse a la vida. Ambos chicos, entre tanta multitud, sólo dejan que sus lenguas se suelten y den rienda suelta a los juegos de palabras que comparten.