Ya habían pasado tres años desde la desaparición que ocurrió en nuestra pequeña ciudad costera. Los meses pasaron, y la vida seguía hacia adelante. Pero todo cambió con su llegada. Nuestras vidas dieron un vuelco y fueron puestas patas arriba. Desde que comenzó a caminar por nuestras calles, nada volvió a ser como antes. Nosotros no podríamos volver a ser los de antes. Nuestros puntos de vistas cambiaron, al igual que nuestras formas de vivir. Aunque se ganase la simpatía de algunos de nosotros, el odio entre varios de los habitantes fue dirigido hacia ella. No sabría explicar claramente aquel cúmulo de sentimientos que causó en mi, pero lo que tengo claro es que su forma de mentir no estaba nada alejada de la nuestra.