Dolor y desesperación eran los dos sentimientos que consumían la casa de los 0'Connor. Una semana, una semana había pasado desde que su amado Dylan, su hijo de tan solo 16 años de edad, había desaparecido sin dejar rastro, sin despedirse de sus padres, sin mensajear a sus amigos, sin dar ningún indicio de algún comportamiento fuera de lo normal, simplemente sin avisar. Los primeros dos días todos los noticieros de California informaban el mismo suceso, todos con del mismo titular: "Hijo de los famosos doctores del norte de California se encuentra en paradero desconocido", carteles esparcidos por toda la cuidad, periódicos comentando y solicitando ayuda para encontrar al chico, pero lamentablemente muchos lo olvidaron. Dylan O'Connor dejó de existir en el mundo de muchos, pero su familia, su escuela y sus amigos seguían esperanzados, no pararían hasta encontrar al chico, al risueño, amable y humilde chico de pecas estelares. Cabe recalcar que el Sheriff de la zona continuaba en la búsqueda del muchacho, pero lo que nunca se hubiera imaginado es que el caso era totalmente fuera de lo común.