Llegué al mundo siendo un secreto, con mi familia paterna queriendo arruinar a mi familia materna, mi madre condenada a un encierro en Italia, una prisionera de su padre, mi abuelo.
Por mi culpa, mi hijo llegó al mundo de la misma forma. Hice lo imposible para que la historia no se repitiera con él.
Le busqué la libertad de la misma forma que mi madre buscó la mía, con obediencia, complaciendo al mismo hombre, el causante de nuestra miseria. La libertad de mi hijo estaba lejos de los Michelson, con la familia Blanchard, pero hubo un gran problema.
Los Blanchard desaparecieron.