Todo había pasado, Zack se levantó de entre los escombros, magullado, herido y realmente cansado, física y mentalmente, se puso en pié como pudo mirando a su alrededor, las explosiones y los disparos habían cesado, parecía que no se escuchaba ningún grito de lamento. Por un segundo pudo sentir la verdadera paz que dejaba la muerte a su paso.
Salió de sus pensamientos, que tendían a llevarlo a lo mas profundo de su ser y meterlo en asuntos pasados, asuntos dolorosos y que no dejaban cicatrizar las heridas. Comenzó a caminar, tambaleándose y jadeando, su vista estaba borrosa, ninguno de sus sentidos funcionaba a la perfección y eso le cansaba. Finalmente comenzó a escuchar y se giró rápidamente, si era el momento de morir por lo que fuera que estuviera tras de el quería ver a su asesino a la cara, para poder hablar mal de el en el infierno.
Pero no, ahí estaba ella, observándole con una sonrisa forzada que solo ella podía crear en los peores momentos, una hermana, su alma gemela, llorando desconsoladamente solo por verlo vivo y entero. Sus mejillas estaban húmedas, parecía que llevaba un rato llorando, además estaba manchada de sangre.
Cruzaron miradas y el chico le dedicó una media sonrisa por la ternura que le daba aquella chica, desde el comienzo, se acercaron lentamente y finalmente se abrazaron.
Tras unos interminables segundos se separaron y miraron fijamente, antes de el reencuentro había que encontrar al resto de la manada.
[Esta historia esta basada en un mundo creado por mi, si alguien tiene alguna duda tengo pruebas de ello, un grupo de cazadores tendrá que mantenerse unido para poder sobrevivir en un mundo bello pero al mismo tiempo hostil.]
Un hombre común y corriente muere y se reencarna en el mundo de Danmachi. Termina naciendo como el último verdadero dragón. Únete a Draco en su viaje por el mundo de Danmachi y observa cómo se abre paso entre la locura de Orario y las conspiraciones que se esconden bajo la ciudad.