Cuando la séptima novela de Poldark, The Angry Tide, terminó en diciembre de 1799, parecía como si esta saga que había encantado a millones en la pantalla de televisión y la página impresa debe morir con el siglo. Pero el tiempo es una prueba contra el mero cambio de calendario y las vidas continúan crónicas o no. Así, cuando en 1810 el rey Jorge III se volvió mentalmente enfermo y se proclamó una regencia, Poldarks y Warleggans se vieron afectados por este acontecimiento nacional y por las decisiones inesperadas del regente con respecto a la persecución de la guerra con Francia. Es en este punto de inflexión que una nueva generación toma el centro del escenario en las personas de Jeremy y Clowance, hijos de Ross y Demelza. Sus preocupaciones de cabeza y corazón y la presencia en toda su vida de un enigmático desconocido del mar, se desarrollan en un fondo que va desde las líneas de Wellington en España a una Noche De veran Trenwitt en Cornwall, desde una pelota en Londres a un pincel con los hombres preventivos. A medida que la nueva generación avanza hacia la era industrial, Winston Graham llena el pasado, retrata el presente y sugiere el futuro como sólo un maestro de cuentos puede.