Aquella sombra negra que me producía inseguridad se fue acercando cada vez más a mí. Intenté retroceder hasta que mi espalda chocó contra la fría pared húmeda por la lluvia que continuaba cayendo. Unos colmillos blancos asomaron por su boca. --¿No vas a suplicar? -- esos ojos negros como la noche me observaron. --¿Para qué? Me matarás de todas formas --el miedo recorría todo mi ser, pero el recuerdo de mi padre dándome sus últimos consejos en la vida me tranquilizaron. Tenía que salir de ésta. Su sonrisa se ensanchó mostrándome aún más sus perfectos dientes. --Um... valiente, me gusta --dio un paso acercándose aún más a mí. ¿De qué carajos habla? Su cara rozaba la mía y en un cerrar de ojos sentí un dolor punzante en el cuello que me cambió la vida.All Rights Reserved