Era un día normal en la secundaria Teiko. Muy Normal. El sol brillaba, los alumnos se quejaban y los pájaros cantaban. Bueno, no, Kise cantaba, los pájaros se habían ido cuando lo vieron llegar. De haber sabido lo qué les esperaba y el trauma que se les generaría, la generación milagrosa también se hubiera ido.