Comencemos por el principio, en vacaciones, durante aquellos calurosos días de Enero, mi hermano pequeño encontró un elfo herido dentro de una cueva extraña, me pidió ayudarlo y encontré un anillo. Yo creo que fue ahí cuando se desenlazo la historia, cuando el dios de los cerdos dorados voladores se me apareció como ángel y me dijo que yo estaba seleccionada por un dios nórdico. ¿Quién lo hubiera pensado?¿Es decir, los dioses no tienen como divertirse mas que entrar en la vida de los mortales? Al parecer no. Así que, como era de esperarse, me había convertido en un imán de monstruos, gigantes y dioses malvados que querían aquello que los Odín me encomendó proteger con mi vida. Y lo estaba haciendo bien, eso de equilibrar la vida humana con la vida nórdica era difícil pero posible, hasta que aquel día en la escuela cuando dos dioses se juntaron bajo el mismo techo a conversar...